Ciertamente no es ninguna sorpresa para el que sea asiduo pescador de barbos, que en esta época nuestros amiguetes se ponen algo apáticos, el sofocante calor y la disminución del oxígeno en el agua hacen que los barbos echen el freno.
La frenética actividad que suponían las primeras semanas del mes pasado disminuye hasta un punto en muchos casos desesperante, pero lo que si resulta imposible es pescar desde el sofá de casa, así es que caiga lo que caiga lo suyo es estar a pie de agua.
En la última jornada, los peces estuvieron totalmente apáticos durante buena parte del día, momentos en los que las ninfas y las pequeñas emergentes hundidas me dieron capturas espaciadas, para en el momento más inesperado de la jornada, entraron en un pequeño periodo de gran actividad en superficie, con el sol en todo lo alto ,se levanto el viento, no muy fuerte pero constante.
Bajo una sombra vigilando las aguas.
Durante una hora escasa comenzaron a mirar al cielo cual caprichosas pintonas y con semejante calor y ráfagas de viento la elección de mosca la tuve más que clara, una avispa en un 12 hizo verdaderos estragos, en ese escaso periodo salieron del agua algo más de una docena de barbos, entre los cuales pude disfrutar de un par de buenos ejemplares, me llamo la atención la gran potencia desarrollada en casi todas las capturas, sin exagerar al menos la mitad sacaron algo de backing, y no soy de los que les dejan sacarlo, pues suelo forzarlos para sacarlos lo antes posible, no me gusta recrearme.
Se portaron como campeones.
También tuve tiempo de visitar un embalse muy pero que muy escarpado, pero entre las piedras algo pude hacer antes de que tan siquiera subiera el sol.
(Esta foto la tome con demasiado tiempo de exposición...gajes del fotógrafo solitario)
Incluso intente dar los primeros pasos con la fotografía HDR, con un resultado un tanto “regulero”.