Niebla, cielos oscuros y poco amigables.
Esto es lo que me aguardaba en mi ultima aventura, pues para mi, si cada salida es una aventura, aun lo es mas cuando las condiciones se alejan de lo habitual.
Los 3ºC al salir del coche y la hierba cubierta de un fino manto de hielo me sorprenden, no esperaba este frio helador, el cielo plomizo no deja escapar ni un leve rayo de sol y un viento húmedo empuja la neblina haciendo que cale hasta los huesos.
No obstante dirijo mis pasos hacia las orillas, a sabiendas de que la visibilidad sería muy escasa, pero no es la primera vez que pesco barbos en estas condiciones, de hecho es muy gratificante, que siempre nos enfrentemos a las mismas variantes convierten la pesca en algo monótono, la necesidad agudiza el ingenio.
Con el máximo cuidado me paraba en los lugares “sospechosos” y centraba mi vista en el agua esperando ver alguna sombra delatora, los barbos fueron saliendo, de hecho salieron muchos, a pesar de la dificultad para visualizar los peces, desde luego que dieron la cara.
Una jornada extraordinaria con malas condiciones, pero con grandes resultados.
Por cierto, quiero agradecer la compañía de mi fotógrafa particular, menudas fotos!